domingo, 21 de octubre de 2018

¡FUERA CASAS DE APUESTAS!

El juego, la apuesta a partir del azar, probablemente ha existido desde el comienzo de la humanidad. En la prehistoria ya se jugaba a las tabas. Griegos y romanos jugaban a los dados. Las barajas son habituales en Europa desde la Edad Media. Y la lotería existe en España desde 1763. Pero lo de ahora es una auténtica epidemia, en el sentido estricto de “enfermedad” social que pone en peligro la salud pública. Las casas de juego crecen como las malas hierbas. En Albacete ya hay más de treinta. Muchas se encuentran situadas en el entorno de centros escolares; por ejemplo, el IES Ramón y Cajal tiene una prácticamente enfrente, y la mayor concentración escolar de la ciudad (Colegio Ana Sotos, IES Andrés de Vandelvira, IES Don Bosco, Universidad Laboral…) tiene otra a un tiro de piedra. En Castilla-La Mancha funcionan unas doscientas cincuenta, y la Consejería de Hacienda resolvió el pasado 26 de septiembre autorizar la apertura de diez establecimientos más, entre ellos uno en Madrigueras y otro en Villamalea. Al concurso de adjudicación se presentaron sesenta y siete solicitudes. Parece claro que especular con la incertidumbre de los más vulnerables es uno de los grandes chollos de este siglo.
Porque, en efecto, el sector del juego mueve en España cerca de 40.000 millones de euros, de los cuales 11.000 corresponden al juego “on line”, según el último Anuario de la Fundación Codere y la Universidad Carlos III, y el negocio crece al ritmo de un 10% anual. A todo ello habría que sumar los 103 millones de euros que las empresas del sector gastan en publicidad, entre otras cosas para pagar a estrellas del deporte como Juan Carlos Navarro, Cristiano Ronaldo, Neymar, Piqué…. o el “adorable” Rafa Nadal, referente predilecto de nuestra juventud y mascarón de proa de la “marca” España.
Y todo ello a pesar de que, desde hace décadas, innumerables informes científicos y académicos vienen advirtiendo de los perniciosos efectos de esta modalidad de adicción sin drogas en los individuos, las familias y la sociedad en general. Al respecto, los estudios coinciden en que el juego patológico resulta especialmente demoledor entre los sectores de población psicológica y socialmente más frágiles. Así ocurre, por ejemplo, con los adolescentes. Cada vez son más los chicos/as que se “enganchan” a las apuestas “on line”, experimentan dependencia psicológica, desarrollan trastornos obsesivos, fracasan en los estudios y acaban sintiéndose frustrados como personas. Por otra parte, resulta evidente que la crisis y los recortes han provocado en amplios sectores de la clase trabajadora una desesperación que muchas veces conduce a buscar salidas falsas, cuando no autodestructivas, como es el caso del juego.
La respuesta de las administraciones ante un problema de esta magnitud está resultando excesivamente tibia, cuando no insidiosamente hipócrita, entre otras cosas porque la principal casa de apuestas de nuestro país es la Sociedad de Loterías y Apuestas del Estado y la Hacienda pública ingresa todos los años un buen pico por los impuestos al sector, y eso a pesar de que Montoro echó más leña al fuego de las ludopatías rebajando cinco puntos la fiscalidad del juego en internet. Aunque algo se mueve, afortunadamente, desde el punto de vista político. El acuerdo de Presupuestos Generales para 2019 firmado entre el gobierno y Unidos Podemos prevé regular la publicidad de las casas de apuestas y fomentar campañas de “información y prevención”. Veremos si la “caverna política y mediática” lo permite. También en algunos ayuntamientos, como el de Albacete, se han aprobado mociones que persiguen objetivos similares, si bien las administraciones locales no tienen competencias directas sobre este tipo de actividades.
Ahora bien, si una organización ha destacado en la lucha (por tierra, mar y aire) contra las casas de juego, ésa ha sido la Unión de Juventudes Comunistas. Además, lo ha hecho con una profundidad ideológica impecable, denunciado el efecto de las políticas neoliberales en el crecimiento monstruoso de esta patología social. Desde este Puente Madera queremos daros las gracias y felicitaros por la campaña ¡Fuera casas de apuestas de nuestros barrios! Ánimo, y siempre adelante. No hace falta decir que tenéis “un mundo entero que ganar”.






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