Se oyen rebuznos
bajo las banderas. Es muy posible que la cosa no sea
tan mala entonces. Dice Casado
que el PSOE ha entregado el gobierno en un cuarto oscuro a
Unidos-Podemos. Seguramente Casado no recuerde cuando en su partido
hablaban catalán en la intimidad y según su teoría, entregaron el
gobierno a los independentistas, a los mismos a los que hoy les
quieren ilegalizar su partido. Y entonces sí fue en cuarto oscuro,
pues nunca supimos (luego lo sufrimos, eso sí) qué se había
pactado, a diferencia de lo de hoy.
De entre las banderas vuelve a salir lo de Venezuela…
¿no se les cae la cara de vergüenza? Nos asusta pensar lo tontos
que nos creen… ¿o acaso se dirigen a un público tonto? En fin, el
público pensará, … mejor partirnos la caja con estas cosas.
Dicen que en Europa no va a gustar (y por si se les pasa por alto,
Casado ya ha hecho un llamamiento de auxilio
para que se haga lo que dice él y no el gobierno de España). Y esto
de Europa, a base de manirla y usarla siempre a conveniencia de los
mismos, a la gente le acabará por cansar, deberíamos ser más
prudentes. ¿A Europa? Bueno, a la gente (de Europa) le va a
encantar, porque son medidas que aportan mejor calidad de vida a esa
gente. A los grandes capitales (de Europa… América, África, Asia
y Oceanía, que hoy el capital no conoce de geografía) es posible
que no tanto; que mejore la calidad de vida de la gente les
distorsiona sus planes concebidos para el desarrollo de su propia
economía. Europa, es pues un concepto del que se está haciendo un
mal uso, que se puede acabar volviendo en contra de sus países en
vez de ser un marco de apoyo y crecimiento, si siempre el crecimiento
es para los mismos capitales, y migajas, en el mejor de los casos,
para la ciudadanía.
España basa su política en mayorías, y hoy, hay la que hay, con
sus glorias (que ya no tengamos una cleptocracia
es algo impagable, por ejemplo) y sus limitaciones (un grupo
demasiado heterogéneo). Las negociaciones son siempre complejas. En
cada partido se ha discutido todo, y cuando alguien pacta algo,
supone aceptar algo a lo que tu gente previamente ha dicho no. Tomar
y ceder.
Pero que a alguien que piense en el bien común le caiga mal el
revertir copagos farmacéuticos, ortoprotésicos,
dietéticos y de transporte no urgente, y crear una comisión para
avanzar en desprivatizaciones, solo se puede ver porque ve peligrar
el negocio de los amigos y familiares a costa de la salud de la
gente.
Que a alguien que piense en el bien común le caiga mal el que se
mejoren las prestaciones a las personas dependientes o a jubilados y
jubiladas, que mejore el salario
mínimo… solo puede deberse a quienes le preocupan
más los muy grandes bolsillos a costa de los más pequeños. Se
trata de mirarse en el espejo de aquellos países del norte de Europa
que tanto hemos elogiado siempre.
¿Que no
se puede sostener? Bueno, si se pretende seguir
haciendo más pobres a los pobres y la clase media, y más ricos a
los ricos, no claro. Pero si se dispone de una política
redistributiva que aumente en lógica la riqueza general y no la de
solo un puñado, seguramente sí. Y claro, claro, ya lo hemos dicho,
lo mismo a esa Europa de los capitales, la cosa no les hace gracia.
Cuando se negocia en política, siempre se habla de “tragarse algún
sapo” o “dejarse pelos en la gatera” para referirse a aquellas
cosas a las que se renuncia por sacar otras. Las hay, y nos duele que
no hayan salido para adelante. Si bien es cierto que el pacto le da
un
buen palo a la Ley de Reforma laboral del PP, se queda
corto. Como corto se queda con las mordazas conservadoras, con las
políticas de vivienda o con el tema de la cooperación internacional
y políticas migratorias. En fin, había los mimbres que había, y
con ellos no se ha hecho un mal cesto.
Ahora les toca a quienes nacieron para mirarse
el ombligo, pensar si van a ser capaces de tener una
concepción holística o no. De lo que hagan, y de los futuros
gobiernos que pueda haber, va a depender mucho que haya marcos de
diálogo y sensatez, o vueltas a los monólogos de besugos. Vivimos
momentos políticos complejos, pero cruciales.
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