Al
que madruga dios le ayuda, se dijo Kichi esa mañana al despertar.
¡Por dios! Estos de la Europa Laica
no deben leer la prensa, si lo hicieran, sabrían que Don Pablo dijo
que no solo PP, PSOE y Ciudadanos apoyaron razonablemente la medalla
a la virgen, sino también nosotros ¡los laicos de programa de
Podemos! Y si lo dice Don Pablo, se acabó la discusión: válgame
dios y las ánimas benditas del purgatorio, si solo unos
locos izquierdosos no apoyaron tan laica medida; iba diciendo
Kichi, alcalde de Cádiz, camino
a los juzgados. Al llegar entró a la sala y el juez les dio la
bienvenida: a la paz de dios (alabado sea contestaron), pasen, pasen
ustedes a este templo del laicismo, aconfesionalidad y equidad que es
la Justicia española. Y mira, fue oír la palabra templo, y a Kichi
se le pusieron ya los pelos como escarpias.
Estamos
aquí reunidos, dijo el juez, porque Europa Laica dice, que la
entrega de una medalla a la virgen es una vulneración
del Reglamento de Honores y del carácter aconfesional que es
exigible al simbolismo institucional.
¡Madre
del Amor Hermoso! Espetó el abogado de Kichi. ¿Aseguran que la
virgen no es persona física ni jurídica? Resulta increíble, ¡Jesús
qué cosas! Si esto sigue así, que dios nos coja confesaos, no sé
dónde iremos a parar.
Bien,
comencemos y vamos a la Madre del Cordero, porque, aunque a veces
estos vayan hechos unos Adanes y unos pordioseros, que dios los
bendiga porque esto de la medalla les enaltece, lo mismo porque a
veces son un poco vivalavirgen. Pero bueno, no es el momento de
predicar en el desierto, procedamos con la laicidad que nos
caracteriza, y aquí
paz y después gloria.
El
abogado de Europa Laica no daba crédito a lo que oía, y cuando
intentaba exponer
lo que parecía tan obvio, le volvían a caer encima: ¡dios los
cría y ellos se juntan!¡Por los clavos de cristo! ¿qué no hay
imparcialidad con las cosas de la Iglesia? Juro que pienso hacerle
pasar las de Caín como no decline en su actitud, y otrosí afirmo
que me quedaré como dios si logro que ese atajo de laicos salgan de
aquí llorando como Magdalenas. Pero bueno, como tengo más paciencia
que el santo Job continuaré. Señor Kichi ¿algún testigo? ¡Por
supuesto señor juez! exclamó Kichi: ¡a dios pongo por testigo! Y
la sala tomó una iluminación especial (un conserje del opus dei se
encargaba de los efectos especiales) y la gente exclamaba ¡ay la
hostia! pero siempre en el contexto del respeto y la admiración
devota. La asistencia, seguidora de Kichi, exaltada, gritaba: diga
que sí, señor juez, que tiene usted más razón que un santo.
Y
el juez volvía a la carga: ave maría purísima, ¿alguien osa dudar
que fue la virgen quien obró varios milagros como el acabar
con la peste, la fiebre amarilla y minimizó el maremoto que
asolaron la ciudad en siglos pasados? Como dios pintó a Perico que
mi laica neutralidad barrerá a ese puñado de agnósticos y enviados
del demonio en un santiamén.
Y
así, golpeando con su mazo el juez gritó: A dios rogando y con el
mazo sentenciando, y se les va a quitar las ganas de dudar a estos
listillos y listillas, nada de a dios gracias, ni de que dios aprieta
pero no ahoga, ni de que dios proveerá, ni de por la gracia de dios,
ni de que dios te lo pague; ¡6000
eurazos de costas! y vamos espabilando.
Y,
además, para que se vea que en esta tan aconfesional Justicia
española no guardamos rencor, dios mediante nos vamos al bar, que
paga Europa Laica, y echamos unos vinos. ¿Fruto de la vid y del
trabajo del hombre? Se apresuró a preguntar Kichi. Pues claro,
¡hombre de dios!, que además también de paso celebramos lo de las
armas a los saudíes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario