Este 1 de diciembre de 2018, ha supuesto que llevemos 30
años conmemorando el Día Internacional de la Lucha
contra el Sida.
Qué duda cabe que mucho han cambiado las cosas desde aquel 1988. Ya
no hablamos de una enfermedad necesariamente mortal, y hay motivos
para soñar con su control. Pero esto último aún no
ha llegado, y se ha pasado del pánico atroz de
aquellos años, a una relajación y desentendimiento en los actuales,
que no aportan nada bueno.
Las administraciones, siguen sin entender que invertir en prevención,
supone a la larga no solo ya la mejora de calidad de vida de la
ciudadanía que evita la infección y la enfermedad, sino un ahorro
económico importante, pues los tratamientos de por vida para
personas infectadas, siguen siendo caros.
Pero no, la ceguera de las autoridades y su cortoplacismo, su ansia
de reconocimiento para el hoy, evita
unas políticas racionales que aborden el asunto con
una perspectiva de mejora definitiva e irreversible.
Y todo ello, por no hablar de los recortes
que se han venido padeciendo en la investigación, tan necesaria, y
que demostradamente ha venido aportando sustanciales soluciones sobre
esta grave pandemia.
Con la idea puesta en el fin de la enfermedad para el 2030, este año,
el lema de la campaña ha sido “Conoce
tu estado”, haciendo una clara alusión a la
necesidad de adelantar el diagnóstico, evitando así que las
personas infectadas lleguen a desarrollar la enfermedad, y, además,
evitando los posibles contagios a otras personas. Se ha detectado el
problema de cómo han ido desapareciendo puntos en la comunidad de
detección precoz, y cómo a veces la Atención Primaria y sus
recortes en medios y personal, dificultan igualmente su labor de
prevención secundaria.
A nivel mundial, ONUSIDA sigue proponiendo el plan llamado 90-90-90,
que significa:
•Que en 2020 el 90% de las personas que viven con el VIH conozcan
su estado serológico respecto al VIH.
•Que en 2020 el 90% de las personas diagnosticadas con el VIH
reciban terapia antirretrovírica continuada.
•Que en 2020 el 90% de las personas que reciben terapia
antirretrovírica tengan supresión viral.
Esto se plantea para todo el planeta, cabe pensarse pues, que los
países económicamente más desarrollados, se encuentren por encima
de esas cifras. En España, actualmente se cree que estamos entre un
82-94-92
y el 82-80-80 (según comunidades), y quienes conocen
el tema, aseguran que debemos aspirar a un 95-95-95 ¿Cómo?
Aportando por la prevención primaria (antes de que la infección
aparezca) y secundaria (detectando precozmente la infección y
evitando que se desarrolle la enfermedad).
De momento, no parece que las administraciones estén por la labor.
Basta con mirar lo que está ocurriendo con la Profilaxis
pre-exposición (PrEP). Un tratamiento preventivo para
que personas que están en muy alto riesgo de contraer el VIH, que ha
demostrado su eficiencia y cuyo coste a la larga se ha demostrado que
acaba convirtiéndose en ahorro.
Pues sí, 30 años después, el sida sigue generando injusticia
social y motivos por los que seguir reivindicando.
Ojalá seamos capaces de abrir algunos oídos… y algunas
conciencias.
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