lunes, 13 de enero de 2020

CHILE DESPERTÓ… Y CONTINÚA DESPIERTO

Uno lee, escucha o ve los noticiarios, y pareciera que nada pasa en Chile. Saltó todo en los medios al inicio de la revuelta popular que surgió, y ya sabemos, las noticias pasan de moda como lo pueden hacer unas campanas o unas hombreras. El problema es que en este caso hablamos de una lucha por la justicia social, y de una represión que, aunque cueste creerlo, está alcanzando los niveles de la era de Pinochet.

Nos comentan amigos de allá cómo se las están gastando la policía (los carabineros), y mandan imágenes cuya dureza sobrepasa los límites humanos. Si cuando aquel asalto criminal a la Casa de la Moneda, un periodista rodó su propia muerte a manos del soldado que le disparó, hoy en día, que toda la gente lleva un móvil y por tanto una cámara, la documentación del terror es mucho más precisa e igualmente indigerible.

No podemos dejar de preguntarnos cómo estaría el ambiente el pasado 6 de octubre para que una subida en el billete del metro de 30 pesos (unos 40 céntimos de euro) haya acabado en esto. Claro, esa no ha sido la causa, sino el detonante. La rebelión viene comandada por los estudiantes de Enseñanza Secundaria desde 2011. Se convive con una Constitución en la que nadie cree. Una educación privatizada en todos sus niveles, que necesariamente aboca a los ricos a ser cada vez más ricos y a los pobres a ser cada vez más y más pobres, aparece en el frontal del problema. A partir de aquellas revueltas, todo han sido altibajos e irse sumando causas, como ya se ha dicho. Lo último, una ley que iba a devolver el uso público del agua ha sido tirada para atrás a pesar de tener 24 votos, porque hubo 12 en contra. Parece curioso, pero lo es más aún cuando se sabe que el voto de 4 senadores que impidieron que el agua se haga pública ¡son accionistas de las compañías privadas de agua! Mientras tanto, los carabineros campan a sus anchas, como cuando Pinochet. Asesinatos, torturas, violaciones, desapariciones… todo les vale. Se declara toque de queda y estado de emergencia días después y en base a unos incendios simultáneos en varias bocas de metro que, a pesar de estar todas con videovigilancia, nadie, ni los servicios de inteligencia del Estado, han podido aportar ni una sola prueba. Ejemplos por decenas y no exageramos: torturas y abusos sexuales documentados acaban con los acusados liberados, la carabinera que pateó a una mujer embarazada hasta hacerla abortar, quedó liberada, carabineros grabados causando destrozos para acusar a manifestantes, atropellos a viandantes, arrestos (secuestros) sin registrar y por personas de civil (como los autos) están ocurriendo estos días en Chile y nadie es responsable. Pero no pasa nada, no está de moda, ya no es noticia. 27 muertos (reconocidos) y más de 4000 personas hospitalizadas​. Continúan los vergonzosos salarios mínimos, las ridículas pensiones que llevan a ancianos enfermos a seguir trabajando, y mientras, los privilegios en todas las áreas para los adinerados.

La frase de "El pueblo unido jamás será vencido", se popularizó en Chile a primeros de los 70’ y hoy, casi medio siglo después, sigue tan vigente como entonces. Vaya desde aquí nuestro más modesto apoyo y solidaridad con el pueblo chileno y su lucha por la justicia.








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