Vale. Fenomenal. Después de muchas y controvertidas vicisitudes, por
fin tenemos un gobierno plural de izquierdas cuyo programa podría
suscribir, en general, cualquier persona decente. Es fantástico, en
serio, pero ahora, ¿qué? Porque no estamos en la meta, sino en la
línea de salida.
Los voceros del trifachito y la caverna mediática tienen muy clara
su misión: mentir, tergiversar, berrear, soltar espumarajo, sembrar
el pánico, amenazar con el apocalipsis… No hay que darles más
importancia. Viven (literalmente) de eso. Si no lo hacen, los
despiden y se quedan sin sueldo. Así que dejémoslos convulsionando
como la niña de El Exorcista y centrémonos en lo importante.
Porque del nuevo gobierno y de las organizaciones que lo integran
esperamos otras cosas. Esperamos coherencia entre lo dicho y lo
hecho. Esperamos escrupuloso respeto mutuo. Esperamos lealtad al
pacto más allá de futuras estrategias electoralistas. Esperamos
inteligencia, sensatez, imaginación, prudencia y a la vez audacia…
También esperamos que se articulen vías de participación
democrática que generen poder popular y amplíen la base social de
un ejecutivo que, desde mucho antes de formarse, está siendo atacado
por tierra, mar y aire (por utilizar una inocente metáfora).
Y es que, en cierto modo, el éxito o fracaso del experimento no va a
depender tan solo de un puñado de ministros y ministras, sino del
grado de implicación de quienes les apoyamos. Asumamos nuestra
responsabilidad en el proceso. Salgamos a la calle. Respondamos a los
alaridos de la derecha con amabilidad y sosiego. No vamos a convencer
a los fanáticos, pero hay una parte de la ciudadanía legítimamente
preocupada a la que podemos explicarle, sin perder la sonrisa, que lo
de Cataluña no se resuelve con mamporrazos, sino con diálogo; que
los impuestos solo se van a subir a los ricos, no a la clase
trabajadora; que se va a defender lo público (la educación, la
sanidad, los servicios sociales…) frente a las privatizaciones y
los fondos buitre; que se va a luchar decididamente contra el cambio
climático porque la contaminación sí mata; que las reformas
previstas no nos aproximan a Corea del Norte, sino a la media
europea; que en las iglesias no hace falta rezar por España, sino
por las víctimas de la pederastia, de la violencia machista, de la
explotación, del saqueo, del imperialismo, de las guerras…
En serio, no nos quedemos mirando como pasmarotes. El futuro está
también en nuestras manos. Solo es necesario sacarlas de los
bolsillos y ponerlas a trabajar.
👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏
ResponderEliminarSabemos que no habrá respeto por los 100 días de gracia, que desde el minuto uno ya están criticando, aunque es muy lógico, lo preocupante es cuando se les está tildando de ANTIDEMOCRÁTICOS....hay mucho por andar....
ResponderEliminarYa conocemos como actúan las derechas. Ahora hay que dejar actuar a las izquierdas y no permitir que nos amargen la vida, no hay mayor desprecio que no hacer aprecio. Sigamos adelante como marca el sino de los tiempos.
ResponderEliminar