domingo, 17 de enero de 2021

JUNTOS, PERO NO REVUELTOS

En el marco del mandato constitucional, el 7 de enero de 2020, el Congreso otorgó la confianza a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, y PSOE y Unidas Podemos (UP) acordaron formar un Gobierno de coalición que acabaría publicándose en el BOE el 13 de enero. Era el primer gobierno de coalición en la nueva era democrática española y la cosa, hay que decirlo, se prometía compleja. A ello, habría que asumir la presión de los poderes sociales más retrógrados y los económicos más ultracapitalistas, que, si bien tradicionalmente coaliciones similares han gobernado Ayuntamientos y Comunidades sin mayores distensiones que los propios de una coalición desde la izquierda, ahora su oposición la plantean como cuestión obsesivamente enfermiza.

Y si la cosa de que Unidas Podemos (UP) gobernase con el PSOE, un partido del que se dice que gobierna como se hace sonar un violín (se toma con la izquierda pero se toca con la derecha), se prometía compleja el 13 de enero, podemos imaginar cómo se puso el asunto apenas unas semanas después cuando llegó lo que llegó. Apretar fiscalmente a quienes más tienen para no dejar atrás a quienes tienen menos, en estos momentos no era ya una opción, sino una necesidad. Pero la cosa se complicaba aún más: si el PSOE empezaba a renunciar ya a su programa electoral y sus promesas, ¡como para pedirle que asuma el de UP!

Y claro, así las cosas, las chispas empiezan a saltar por doquier. En otros tiempos, siempre hubo fuerte discusión en el apoyo a la monarquía (PSOE) versus apuesta por la república (UP). Ahora el asunto no es ese. Ahora la discusión es el apoyo a una rancia monarquía abiertamente cleptocrática o una democracia: no es de recibo apoyar la monarquía pese a sus desmanes en base a los informes de los letrados del Congreso, para cuando poco después estos permiten las tesis de UP, cambiar de criterio para seguir apoyando la corrupción de esta institución.

Tampoco ayudó mucho las reticencias al aumento de un vergonzoso salario mínimo y a los que que ya se han anunciado para el futuro.

¡Qué decir del control del mercado eléctrico! ¡Cómo abordar el asunto del coste descomunal ante el que millones de españoles y españolas se enfrentan cuando desde los Consejos de Dirección de las eléctricas se están pagando millonadas a exdirigentes “socialistas”!

¿Hablamos de la reforma laboral? jajajajaj ¿Hablamos de las relaciones con la Jerarquía Católica? Jajajajaaj. ¿Hablamos de la nueva Ley de Alquileres y el empeño del PSOE en un modelo que está demostrando ser obsoleto en países vecinos?... en realidad, la cosa es para pocas risas.

Entonces, la pregunta es obvia ¿Por qué continuar en coalición? Bien, por un lado, se han conseguido o se está a punto de conseguir interesantes cosas de calado: Ley de eutanasia, Ley Orgánica de Garantía Integral de Libertad Sexual (sólo sí es sí), ERTES, ingreso mínimo vital, nueva ley de educación, presupuestos, mayores inversiones y mejoras en el ámbito de la dependencia, aumento y mejoras en las becas universitarias, cambios sobre las políticas de desahucios…, y sí, muchas seguramente exageradas para socialistas y cortas para UP, pero interesantes. Y otra pregunta que cabría hacerse es ¿y no se podría conseguir eso sin estar dentro del Gobierno, apoyando lo que se estime desde fuera? Para quien conoce la política desde dentro, no siempre es igual. A veces conviene demostrar que se sabe gestionar y no solo hacer de pepito grillo (en otros momentos no es conveniente) ¿Habrían salido las cosas que han salido, por poner un ejemplo, si la ministra Yolanda Díaz no hubiera estado físicamente presente y con machacona voz en el gabinete? Posiblemente no. Pero todo está lleno de claroscuros. La experiencia marca que este tipo de coaliciones acaban con ninguneos del grande al chico y con rodillo sobre el pequeño en las siguientes elecciones. Y eso es duro de digerir. Hay lo que hay. Como en tantas ocasiones, nos acordamos de Julio Anguita y cuando comentaba sobre la gente que le gritaba ¡dales caña Julio! ¡no permitas esos precios de “la luz”, Julio! Y él les contestaba: ¿y tú a quien has votado? …porque claro, con 35 escaños, la cosa da para lo que da.

Y esa cosa está en que si se piensa qué hubiera sido de la mayoría de la gente de este país si nos pilla la pandemia con un gobierno de los que existen y sirven por y para quienes más tienen, la decisión es clara. Si se mira a un lado y se ve y se oye rugir el trogloditismo más feroz, la decisión es clara. Pero cuando se mira al otro y llegan los eméritos hedores, las reticencias a adoptar medidas básicas necesarias para quienes más lo necesitan, el acomodo a las injusticias del sistema… se pasa de todo por la cabeza.

  

@CPuenteMadera

 

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