Amazon anunció ayer que va a hacer que la “tasa Google” la paguen las empresas que venden a través de su plataforma, incluyendo a miles de pymes. El objetivo de la “tasa Google” es que, en plena crisis provocada por la pandemia, las grandes empresas relacionadas con la tecnología de internet y el comercio electrónico paguen un impuesto del 3%. Es decir, que los más ricos y más poderosos ayuden un poco a todos los demás, a aquellos de quienes proviene su riqueza, sin dejar de ser por ello desmesuradamente ricos. Pero Amazon ha dicho que ese 3% lo pagarán los pequeños, no ella. En España, Amazon aplicará esta política a unas 9.000 empresas.
La “tasa Google” ha sido aprobada por el Parlamento Europeo y comenzada a aplicar por distintos gobiernos, entre ellos el español. Es fruto de muchos años de estudio de las instituciones europeas, de muchos tira y afloja, de muchas presiones y muchas resistencias. Es el fruto, que podría ser más jugoso, de una decisión democrática de una institución que no es precisamente de extrema izquierda.
Conciudadanos: no compren en Amazon. Compren a las empresas españolas o internacionales directamente, pues casi siempre es posible, también por internet. Compren en el comercio de proximidad, y si tienen que hacerlo por internet no hagan solo un clic, pulsen una segunda vez y encontrarán el enlace a la página web original de las empresas que realmente producen y venden lo que ustedes quieren. Algunas están muy cerca, cerquísima, en su misma calle; casi todas las otras ya tienen la forma de distribuir sus productos. Y, por cierto, no te cobrarán ese 3% adicional que Amazon va a repercutir en sus productos.
Hace unas semanas apuntábamos el eco mundial que encontró el libro“Contra Amazon”, de Jorge Carrión. Estaba centrado en la defensa de la cultura del libro, la librería y a biblioteca, y alcanzó una repercusión global solamente acallada por el ruido de la devastadora pandemia. Su libro se ha convertido en un manifiesto contra ese gigante que todo lo devora, incluyendo las disposiciones de instituciones democráticas. Amazon es enorme, poderoso, aparentemente invencible… pero tiene un punto flaco: necesita que tú hagas clic. Por favor, si necesitas algo, piénsalo un segundo, y si tienes que comprarlo por internet, haz clic dos veces: por el bien de todos, no te lo pidas por Amazon.
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