viernes, 27 de enero de 2012

Garzón, Fraga… y este país



Artículo publicado en el diario La Verdad (Edición Albacete). 26/01/2012

Este artículo ha sido escrito por Cari Cano,

y es una colaboración para

el Colectivo Puente Madera.



En un artículo reciente, la escritora Almudena Grandes comparaba el caso del juez Garzón con el conocido “caso Dreyfuss” (cuando en Francia un militar de origen judío fue condenado por espiar para Alemania durante la II Guerra Mundial). Grandes hablaba del desprestigio y la desconfianza que provocó en la sociedad francesa el hecho de ver cómo su sistema judicial se ponía al servicio de quienes defendían la persecución de las personas de origen judío (Emile Zola lideró la campaña ciudadana que denunciaba que éste era el origen real de la denuncia al citado militar).          

Desgraciadamente, en nuestro país, venimos teniendo la sensación de que desde el propio sistema judicial se realiza una persecución de alguien que resulta molesto al poder real, y cuyos tentáculos se extienden a la propia Judicatura.

Desde los medios de comunicación, diferentes profesionales de la Justicia se han atrevido a poner en entredicho la validez y las motivaciones de las acciones judiciales que se han abierto contra este juez. En las tres causas que tiene abiertas Garzón (las escuchas del caso Gürtel, la investigación de los crímenes del franquismo y el cobro por unos cursos impartidos en Nueva York) existen numerosos elementos que resultan inquietantes. Entre ellos, en ninguna de las tres causas se ha personado la fiscalía, y  aunque no es absolutamente necesario para abrir una causa judicial, sí es lo “normal” que ésta se persone. Igualmente, también resulta llamativo que se haya juzgado a Garzón en primer lugar por las escuchas del caso Gürtel antes que por querer investigar los crímenes del franquismo, cuando esta última causa fue la primera que se instruyó y por lógica debería haber sido la primera en ser juzgada, algo que puede llevarnos a pensar (y así lo expresan muchas personas expertas en asuntos judiciales) que tal vez se quiera crear un clima favorable para esta causa si el juez ya ha sido juzgado (y más si es condenado) en el juicio del caso Gürtel.

Pero también la sociedad española ha podido ver estos días, cómo se maquilla el pasado político de algunas personas: nos estamos refiriendo a todo lo acontecido tras la muerte de Manuel Fraga Iribarne. Mientras se ha pasado de puntillas acerca de su figura como ministro de Franco y se han silenciado los asesinatos que se produjeron durante su etapa  franquista de personas que luchaban en contra de la Dictadura (pocos medios de comunicación se han hecho eco de dichas atrocidades), se ha dado una amplia cobertura al personaje destacando su importancia en la consecución de la Democracia en nuestro país. Todo ello con la inestimable ayuda de personas y medios  de diferente signo político. Incluso hemos podido ver como algún partido político que se define de “izquierdas” no sólo ha evitado recordar y denunciar lo que Fraga hizo durante el período franquista, sino que incluso algunos representantes de dicha organización política participaron de toda la pompa del sepelio y actos fúnebres con la familia.

Estas dos cuestiones que acabamos de comentar (el enjuiciamiento de Garzón y la presentación de Fraga como un luchador por la Democracia), no resultarían tan alarmantes si no fuese por el hecho  de asistir al mutismo de la sociedad en general y de aquellas personas que se denominan  “progresistas” en particular. Incluso resulta más preocupante que quienes tienen más posibilidades de poder expresarse y llegar a los medios de comunicación (escritores/as, pensadores/as, etc) para denunciar estas injusticias, se mantienen en un absoluto silencio, aunque siempre haya honrosas excepciones.      

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