domingo, 22 de noviembre de 2015

40 AÑOS DESPUÉS


El tiempo vuela muy rápido, ya han pasado cuatro largas décadas desde la muerte del dictador Franco. Más de 22 millones de españoles y españolas tienen menos de 40 años, tuvieron la suerte de no conocerlo, y casi 8 millones más, apenas lo padecieron. Todo esto no impide que se siga sin condenar, por parte de algunos políticos e instituciones públicas, los crímenes y horrores del maldito régimen, debiendo reconocer que los delitos del franquismo fueron cometidos contra toda la sociedad española y por extensión contra la humanidad.

Un Estado que se considere democrático y justo debe practicar políticas públicas que reconozcan el derecho a la verdad, a la justicia y a la reparación, tanto por las victimas como por sus familiares que siguen reclamando recuperar la memoria y tener a los suyos en lugares dignos de descanso y no en fosas comunes o en cunetas olvidadas. Es el propio gobierno quien impide su apertura, olvidando e incumpliendo las recomendaciones de la ONU (2014). Es una simple cuestión de dignidad y humanismo, algo que es reconocido en el resto del planeta y que algunos políticos españoles olvidan.

Pero el Partido Popular no está solo en esta tremenda tropelía, ha aparecido un alumno aventajado. Tenemos al emergente líder de Ciudadanos, a Albert Rivera que no quiere abrir un debate sobre la memoria histórica, afirmando, sin ningún pudor, que en nuestra Guerra Civil “no hubo ni vencedores, ni vencidos”. Así, sin despeinarse, lanza esta inmensa mentira. Pero la verdad es muy obstinada, mientras los que defendían el legítimo gobierno de la república yacen enterrados en las cunetas, los golpistas fascistas gozaban y siguen  disfrutando de su botín y alimentando una mentira que muy pocos creen. Se ve que Rivera desconoce que España es el segundo país en el mundo con más fosas comunes, superado únicamente por Camboya y sus jemeres rojos.

El nacionalista español y su partido Ciudadanos defienden las viejas ideas del PP, pero con caras nuevas, imponiendo la censura y la mordaza; son unos lobeznos con piel de cordero, enamorados de sí mismos, del capitalismo puro y del nacionalcatolicismo. Esta nueva derecha con alma franquista que quiere incumplir la ley, no apoyando la retirada de simbología y nomenclatura fascista de nuestras calles y plazas, son los que quieren gobernar este país. ¡Apañados vamos!                   
 
Desde esta humilde tribuna, reivindicamos una vez más el derecho a la justicia, por lo que creemos imprescindible la anulación de la Ley de Amnistía de 1977 en los apartados que permiten la impunidad de los crímenes franquistas, y paralelamente crear una Fiscalía especializada para la investigación y persecución de estos delitos de lesa humanidad. Se debe dar una vuelta de tuerca más a la Ley de Memoria Histórica, con  la localización y judicialización de todas las fosas comunes del franquismo, declarando por ley la responsabilidad directa e ineludible del Estado Español respecto a la exhumación de las fosas comunes.
Como docentes que somos, queremos demandar también  al Ministerio de Educación y a las Consejerías de Educación de las Comunidades Autónomas para que establezcan, en los diferentes niveles de enseñanza y sus contenidos curriculares, una normativa acorde con la verdad histórica de la II República, el Golpe de Estado del 18 de julio del 36, la Guerra Civil, la Dictadura, la represión franquista y la transición. Son las administraciones educativas las que deberán comprobar y subsanar los contenidos en los libros de texto sobre historia, contemplándolos desde la objetividad y la transparencia.

Estamos con los diferentes colectivos de víctimas del franquismo y del fascismo, sus reivindicaciones deben plasmarse durante la próxima legislatura en normas jurídicas para el necesario reconocimiento de nuestra memoria democrática y antifascista, acabando definitivamente con la impunidad del franquismo y con la situación de flagrante injusticia que han tenido que soportar durante décadas centenares de miles de personas.

Después de 40 años, queda mucho por hacer. ¡Ni olvido, ni perdón! Es de justicia que la verdad se imponga.



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