domingo, 4 de diciembre de 2016

DECONSTRUIR LA CONSTITUCIÓN


Sí, ya lo sabemos, estamos en un país donde se ha deconstruido hasta la tortilla de patatas, lo cual, si tenemos en cuenta que una deconstrucción es “el desmontaje de un concepto o de una construcción intelectual por medio de su análisis, mostrando así contradicciones y ambigüedades” eleva a la categoría de construcción intelectual al susodicho celtibérico plato. En esta misma línea, será de esperar que se deconstruyan dos cosas muy nuestras: el jamón y la Constitución. ¿Por qué no? Lo del jamón lo dejamos a otras cabezas, pero en “la Consti”, podríamos poner el granito de arena.

De partida, contamos con la oposición de mover ni un ápice por parte de la derecha. Es normal. Ellos están llegando ahora. En su momento ya costó tragar con aquello a lo que entonces era Alianza Popular, y Don Manuel (que luego fuera también presidente del PP) ya dejó claro su “sí, PERO”. Tenía que pasar por el aro para no quedarse fuera de juego, pero aquel cúmulo de rojeces que llamaban constitución, no le gustaba un pelo. Ya lo hemos contado en alguna ocasión: en provincias, los otros partidos fletaban coches de los militantes para salir por todos los pueblos a explicarla, y era incluso frecuente que viajaran en un mismo auto gente del PCE, del PSOE y de UCD. El PP de la época (AP) no movería un dedo porque aquello saliera para adelante. Han pasado ya 38 años y parece que ya la van entendiendo un poco, y ahora que llegan ellos no van a consentir que nadie la vuelva a tocar. Bueno sí, si es con el PSOE, de la noche a la mañana, para cambiar el artículo 135 y poner primero a bancos y grandes capitales antes que a las necesidades de los españoles y españolas, saltándose las más elementales normas de acuerdo democrático y el tan manido “espírituconstitucionalquetrajoelprogresoalosespañoles”, entonces, aunque sea justo lo que no hay que cambiar, que se cambie cuanto antes. ¡Qué humillación para un país que intereses privados te obliguen a cambiar tu propia Constitución! Aún así, a PP y PSOE les faltó tiempo.

Pero en fin, deconstruyendo, que es gerundio. ¿Por qué no poner, de verdad, el poder en manos de la ciudadanía? Ya está (al menos en el papel) el legislativo e indirectamente el ejecutivo, ¿por qué no también el judicial? ¿Por qué no garantizar, con firmeza, el Estado del Bienestar?¿Por qué no modificar y sentar unas bases constitucionales para que la ley electoral sea medianamente justa? ¿Por qué no los votos para una ciudad o pueblo son los globales de esa ciudad o pueblo, los de una autonomía son los globales de esa autonomía y los estatales son al tiempo los de todo el Estado? ¿Por qué no garantizar que si España es un estado laico, se plasme sin medias tintas? ¿Por qué no dar al senado un papel coherente y útil de verdad? ¿Por qué no hacer que además sirva como piedra angular hacia un federalismo? ¿Por qué no que el Jefe de Estado sea elegido y no el imprevisible resultado de un coito entre una clase especial?

En fin, que hay tajo por delante, y solo es cosa de pensar si el futuro lo queremos para que un puñado de poderosos sigan partiendo el bacalao, o democratizamos esto de verdad. ¡Feliz 6 de diciembre, feliz día de la Constitución, y que a base del desmontaje de su concepto y de su construcción intelectual, por medio de su análisis, mostremos sus contradicciones y ambigüedades, y trabajemos, construyendo entonces sí, para que cada vez sea más feliz más gente!









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