A ver, que nadie se enfade. Con el título del artículo no pretendemos cosificar al presidente de Castilla-La Mancha. Nos consta su naturaleza humana. Pero nuestro objetivo es analizar a Page como fenómeno ideológico, como artefacto político, y punto.
Empezamos. España es un país supuestamente aconfesional y el PSOE
llevaba en su programa electoral la denuncia de los acuerdos con la
Santa Sede. Pues bien, Page se traga al año más misas y procesiones
que un monaguillo. Hablar de regional-catolicismo es quedarse cortos.
Seguimos. Tradicionalmente, el socialismo ha hecho especial hincapié
en la formación cultural de la clase trabajadora. Para eso nacieron,
entre otras cosas, las Casas del Pueblo. Pues bien, nuestra
televisión regional es posiblemente la más palurda y atontizadora
de todo el estado.
En relación con lo anterior, mientras el programa electoral del PSOE
habla de proteger el bienestar y los derechos de los animales, Page
ya ha amenazado con abrir un nuevo canal televisivo dedicado a la
caza y los toros. Con un par… Ah, y está dispuesto a sembrar la
región de macro granjas porcinas.
Más grave aún. Se supone que la lucha contra la desigualdad es la
principal seña de identidad de la izquierda. Pues bien, esta misma
semana sindicatos y profesionales del sector han denunciado el
bloqueo del Ingreso Mínimo de Solidaridad y la insuficiencia de las
Ayudas de Emergencia Social. O sea…
Y casi para terminar, aunque esto da para mucho más. Page insinuó
que no sería candidato si Pedro Sánchez, representante del ala
izquierdista del PSOE, ganaba las primarias de 2017. Poco después se
retractó sin inmutarse. Tras las elecciones autonómicas y
municipales de este mismo año, ha mostrado en repetidas ocasiones su
inclinación por Ciudadanos, llegando a afirmar que “Rivera podría
ser perfectamente del PSOE”. Y hace tan solo unos días levantó
una considerable polvareda mediática al criticar el diálogo con los
nacionalistas catalanes con una frase absolutamente machirula y
homófoba…
En fin, parece claro qué cosa es Page y por qué hay gente que vota
al PP en las generales y a él en las autonómicas sin incurrir en
contradicción. Page, criado en los pechos de José Bono, no es otra
cosa que la derecha de toda la vida rebozada en una delgada capa de
socialismo populista. Tan quebradiza, que sólo engaña a quien se
quiere dejar engañar. Tan superficial, que el refrán resulta
inevitable: “Te conozco, bacalao, aunque vengas disfrazao”.
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