domingo, 31 de enero de 2016

EL CAMAROTE DE LOS HERMANOS MARX


Los cuatro minutos de la escena del camarote de la película “Una noche en la ópera” de los hermanos Marx (la primera sin uno de ellos), han pasado a la historia como unos de las más geniales y antológicos con nombre propio: el camarote de los hermanos Marx. Hay quienes 80 años después, ven cierto paralelismo con el palacio de la Zarzuela y el rey recibiendo diputados.

Nosotros no vemos ningún inconveniente, más bien al contrario, a que acordar quién se va a presentar a una investidura para presidente de gobierno, no sea tarea fácil ni directa. Habrá que acostumbrarse a estas cosas: acordar, dialogar, jerarquizar en qué se exige y qué se puede ceder, pensar en las consecuencias de lo que se dice antes de soltarlas, etc.

Cuando se quiere hacer una extrapolación política de los diferentes personajes (si alguien no los recuerda, siempre es recomendable volver a echarle un vistazo y es sencilla de hallar en red) no es tarea fácil. Cada cual hace las suyas, comprobado. Pero además, se podría pensar que los personajes pueden ir incluso cambiando conforme trascurre la escena.

El camarero/esclavo sr. Borbón, pregunta, ofrece, toma nota y espera propinas, mientras va y viene preguntando por su hermana.

Harpo Tardá, mudo, dormido y como ausente, pero siempre ahí para hacer saber lo que quiere en los momentos claves y aprovechándose de todo disimuladamente.

Groucho Sánchez, que parece llevar la voz cantante queriendo contentar todas las peticiones, es el primero que salta cuando salen todos despedidos, desplazado en buena parte por los suyos.

Chico Iglesias añade dos huevos a lo que se vaya pidiendo, reiterativamente, como frase de marketing bien aprendida y a repetir.

El niquelado señor invitado Rivera, como si no estuviera, aunque eso sí, hace bulto se muevan los unos o los otros.

No hay que perder de vista al baúl Rajoy. No para de preguntarse cómo ha llegado hasta ahí. Escondido, lleno de sobres diferidos y haciendo bulto, a la espera de cualquier error para salir y hacerse notar. El tiempo (y las manipulaciones de los mercaderes) juegan a su favor.

Otros diversos personajes llenan el camarote, cada cual a lo suyo.

En la película original, en la escena final, Karl Garzón, el hermano maldito, aparece para sentenciar, pero obviamente estando los otros 4 fue una parte censurada y los poderes (y los que se despizcan por serlo) jamás permitieron su aparición en pantalla. 

Desconocemos lo que el camarero, señor Borbón, decidirá proponer en las próximas horas, pero nuestra apuesta es por pasar página, dejando al baúl de Rajoy arrinconado en la parte más oscura de la bodega del barco y dando una oportunidad a un nuevo timonel con un gobierno de izquierdas, que marque un rumbo decidido hacia el rescate ciudadano,… “y también dos huevos duros”.









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